domingo, 26 de febrero de 2017


                              En blanco y negro







“La verdadera fotografía es en blanco y negro”, me expresó con una mirada seria y una voz pausada mientras el bullicio del concierto se escuchaba de fondo.

 “La era digital ha traído muchos cambios, ahora todo es más rápido. Tomas unas fotos y ya están listas”, añade mientras toma su cámara y me enseña imágenes que había tomado hace algunos minutos. Era entrada la noche de un 27 de agosto de 2016 en el Estadio Hiram Bithorn, en San Juan.

Allí se llevaba a cabo el concierto ‘Yo no me quito’, el cual que agrupó un sinnúmero de artistas con el motivo de instar a las personas a no irse de la Isla en tiempos de crisis. Y yo estaba allí, con mi bulto, computadora, una libreta y una identificación que leía ‘El Vocero’.

Esta sería una de las primeras coberturas que me asignaron como periodista para este medio. Aunque ya llevaba algunos meses trabajando para el rotativo y otros más en práctica, aún podía ser considerada la ‘rookie’ (novata) del grupo cuando me encontraba con otros colegas que no me habían visto en las diferentes convocatorias.

Esto me sirvió como una oportunidad para acercarme a ellos, observar e intercambiar vivencias sobre sus distintas experiencias y trayectorias periodísticas. Intercambiar puntos de vista y ver los diferentes colores y perspectivas en los medios de comunicación.

No recuerdo el nombre del fotoperiodista con quien conversé aquella noche ni el medio para el que trabajaba, pero me dejó con la sensación de pensar en el tiempo y los cambios en ellos en este mundo de comunicar algo. Me habló de la inmediatez de la era digital en la fotografía vs antes, que tomaba más tiempo revelar las imágenes.

“Antes había que revelarlas…esperar. La incertidumbre es una cosa mágica”, me dijo de manera pausada, con una sonrisa.

“¿Qué era le gusta más?”, le cuestiono, prediciendo su posible respuesta.

“La era digital es divertida, pero me gusta más como era antes”, concluyó mientras se alejaba para continuar su trabajo, con cámara en mano.

Adaptación. Eso fue que él representó para mi en lo poco que compartió sobre su manera de caer correctamente en este mundo digital, aún añorando el pasado.

Pero eso no fue lo que se quedó grabado en mi mente durante el resto de la noche. Fue su frase- para definir ese proceso-, la que captó mi atención.

"La incertidumbre es una cosa mágica".


                                    Entre sombras





Quedé consternada ante el suceso. Puerto Rico despertó ante otro trágico evento: un hombre que había, presuntamente, asesinado a sus hijos y posteriormente se había quitado la vida.

 La noticia dejó con un mal sabor a muchos durante el resto del día. Incluyéndome. "¿Cómo es posible que estas cosas pasen?", me cuestioné .

"¿En qué estaba pensando el hombre al momento de mirar a sus tres niños mientras cometía, según lo que parece indicar al momento la investigación, tan vil acto?", "¿cuál pudo haber sido su último pensamiento, si alguno?", "¿qué pensaron los niños?".

Estas preguntas venían constantemente a mi mente cada vez que recordaba lo ocurrido. Y un nudo en la garganta se hacía presente.

 En un momento dado del día, intercambié miradas con algunos niños que me encontré mientras cruzaba una carretera y entonces sentí como el pecho se me apretaba: en ellos vi las caras de los tres menores, víctimas del macabro incidente en Ponce.

 Vi las caras de ilusión, de alegría genuina. Vi las sonrisas que podían, fácilmente, ser contagiadas entre otros. Vi la "magia" de la niñez de la cual habían sido privavados aquellos pequeños de 5, 7 y 9 años.

 ¡Qué triste! ¡Qué horror! Lo que se vive aquí en crimen y lo que se vive al otro lado del mundo entre guerras y odio. Entre incidentes que le quitan la vida a pequeños y grandes por "cegueras mentales". 

Todo parecería indicar, a viva voz, que el mundo necesita ser remendado. No solo Puerto Rico sino el planeta entero.

 Hay voces que tienen que ser escuchadas y atendidas. Esa es la única conclusión a la cual podría llegar en momentos así como el de hoy; la ayuda profesional que necesitaba el individuo de Ponce para evitar que esto tomara el triste rumbo que todos ya conocemos.

 La ayuda que necesita un pueblo/un mundo ante una posible depresión colectiva, llena de desesperación, que lleva a muchos al límite y hace difícil entrar en razón en la realidad que se vive día a día.

 "Un día detrás del otro", como dicen muchos. Solo resta anhelar que la paciencia triunfe sobre la desesperación, que la paz triunfe sobre el caos, que la empatía triunfe sobre los juicios emitidos sin conocer y que el amor triunfe sobre el odio.

Enlace a la noticia: http://elvocero.com/hombre-asesina-a-sus-tres-hijos-y-luego-se-quita-la-vida/

Nacimiento de un Nuevo Mundo


01.15.17| Crónica: "Nacimiento de un Nuevo Mundo" Cuando me invitaron a ver la “estatua de Colón” no tenía idea de lo imponente que encontraría el monumento.

Al llegar allí, sin decir palabra, caminé por los predios del lugar sin despegar la vista de aquel que tanto nos enseñaron de pequeños descubrió “las Américas” por “accidente”.

 A pesar de que aún el monumento, creado por el artista ruso Zurab Tsereteli y denominado como el “Nacimiento de un Nuevo Mundo”, no ha sido develado oficialmente, otros curiosos -como yo- merodean el área. Turistas y boricuas, tomando fotografías e intercambiando todo tipo de comentarios “del Colón”.

 “Este monumento trajo mucha cola hace algunos años”, me comenta Carlos Quiñones, uno de los “curiosos” que se dan cita al lugar de vez en cuando. “Fue creado hace 15 o 20 años. Un artista ruso…no recuerdo el nombre. La cuestión es que él se lo quiso dar a los Estados Unidos, pero ellos no lo quisieron. Entonces el alcalde de Cataño, en aquel momento Edwin ‘El Amolao’ Rivera Sierra, lo compró, pero nadie sabía qué hacer con el”, agrega mientras vamos caminando por el terreno baldío, mirando la estatua constantemente.

 Esta es la segunda vez que Quiñones visita el lugar, en espera de poder ser parte de una de las excursiones que espera den cuando hagan la ceremonia de apertura.

 La gigantesca escultura, alzada en el barrio Islote, en Arecibo, mide alrededor de 268 pies, casi el doble de altura de la emblemática Estatua de la Libertad, en Nueva York. Se armó a partir de 2,500 piezas de bronce y acero y en ella se muestra la figura de Cristóbal Colón de pie frente a la icónica embarcación Santa María.

 Según cuenta Quiñones y otro joven que trabaja en el lugar y quien nos recibió en la entrada, se espera que -después de la ceremonia de apertura- el monumento quede abierto al público y puedan realizar un recorrido dentro del mismo, tal como en la Estatua de la Libertad. “Algún día le escribiré un poema a esta estatua”, asegura Quiñones.

 “¿De qué tratará?”, le cuestiono. “De un encuentro entre la cultura europea -española- con la cultura taína. Eso es lo que representa para mi”, sentencia.

 Los comentarios entre los allí presentes varían. Algunos aprueban el significado, mientras que otros llaman que es la estatua de un “tirano”. No obstante, todos los que nos encontramos allí tenemos algo en común: no poder esconder el asombro inicial ante la imponencia del monumento, sea cual sea la reflexión o conclusión a la que lleguemos internamente.

De vuelta al 2011

No había pensado en él estos años. Solo recordaba, de mil en cien, algunas cosas o eventos relacionados a la clase de guiones. Mayormente, p...